Hacía tiempo que Cecilia había decidido celebrar su cumpleaños en el zoo. Por fin había llegado el quince de marzo. Eran ya las diez de la mañana cuando su amigo Guillermo y su amiga Carolina aparecieron en su casa provistos con una cesta de cerezas, ciruelas, queso y bocadillos.
Todos se habían puesto sus calzados más cómodos y un chubasquero por si llovía.
Enseguida se pusieron rumbo al zoológico. Los llevaban Águeda y Gonzalo, los padres de Cecilia.
Nunca podrían olvidar ese día: los zorros, las aves rapaces, las cebras, las cigüeñas, los hipopótamos...